La última fundación de Guayaquil tuvo lugar en el año 1535 en el llamado cerro Santa Ana, donde esta el barrio Las Peñas y sus escalinatas. Hace una década el ayuntamiento encontró restos arqueológicos, en la cota 45 (45 metros sobre el nivel del mar). El sitio fue excavado y salió a la luz las piedras del fortín con más de 400 años. Es lo más antiguo que tiene la ciudad para mostrar.
La readecuación del sector permitió crear un nuevo atractivo de la urbe. Este lugar está justo antes de llegar a la réplica del faro que hay la cima. Cañones parecidos a los que había en esa época fueron colocados y se recreó parte de las actividades relacionadas al río, incluso, la proa de un barco corsario.
En la falda del cerro permanecen las viviendas más antiguas de Guayaquil. Las casas están ubicadas en la corta calle Numa Pompilio Llona. Varias de ellas tienen 100 años de construcción. Para los operadores turísticos es un lugar de ensueño que permite recordar a la urbe de antaño.
Los grandes incendios de fines del siglo XIX y de inicios del siglo XX no afectó a estos inmuebles que ahora son el ícono de obligada visita para los turistas. En esas casas vivieron connotados personas de la literatura, política y del ámbito internacional.
Entre los más destacados está el ex presidente de la República, Eloy Alfaro Delgado; Ernesto el Ché Guevara, cuando estuvo de paso por la ciudad; el literato Ernest Hemingway, Juan Montalvo, Enrique Gil Gilbert, entre otros. De seguro sus vidas cambiaron cuando sintieron el aroma del manso río Guayas que trae aires mezclados de la brisa del mar del golfo y del estuario de la zona. La belleza del sitio hasta hoy en día es calificada única en el mundo.
Rita Rúgel, sexagenaria, dijo que las peñas era hermosa cuando ella llegó a Guayaquil, desde su natal Colimes; ahora, es más linda, aunque ya no percibe el olor a polilla y las casas tienen colores agradables.
Hace una década el Ayuntamiento intervinó las viviendas, con la autorización de Patrimonio Histórico y realizó la restauración, rehabilitación de los inmuebles, varios estaban abandonados y apunto de colapsar.
“Recuerdo que desde niña veníamos y jugábamos en la glorieta donde están los cañones. Había mucha gente por la cervecería que operaba. Un sitio muy concurrido”, dijo.
Margarita Lofredo, operadora turística, dijo que Las Peñas ofrece de todo: puntos de diversión, gastronomía, historia o simplemente observar la ciudad desde el punto más alto. Quienes vienen conocen el sitio donde inició la urbe porteña definitivamente, luego de sortear los ataques de los Huancavilcas, de los piratas que casi asolan la urbe en el siglo XVIII y de las continuas pestes tropicales.
http://www.andes.info.ec/es/turismo/penas-lugar-ensueno-recordar-guayaquil-antano.html
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